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Ansiedad, angustia y miedo

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De las emociones el miedo es la más fuerte ya que se dispara desde nuestro instinto de conservación (para luchar o huir), pero además interviene en la generalidad de nuestras actitudes impidiéndonos la libertad, el progreso, la adaptación.

Tenemos miedo a los cambios, miedo a las pérdidas, miedo a la entrega, miedo a crecer.

El anhelo de realización queda oculto por el temor de que si nos proponemos hacer nuestra vida lo que queremos que sea, todo escape a nuestro control. Yo he llegado a esta conclusión, después de años de investigación en las vidas de mis alumnos y la mía propia; conozco ese miedo porque lo he sentido, y me ha costado mucho superarlo.

Resultó mucho más fácil vencer el temor cuando en edad muy temprana aprendimos a caminar.

A los adultos nos cuesta reconocer esta debilidad, y al esconderla quedamos atrapados.

Los miedos patológicos que suelen convertirse en pánico, fobias y otros trastornos, provienen de altos niveles de ansiedad y angustia.

Muchos profesionales estudiaron profundamente el tema: Freud reconoció que estos males están asociados con las relaciones personales. La escritora Janet Malcom describe la teoría de Freud de esta manera:

“De acuerdo con la teoría nos pasamos representando el mismo drama interno, el de nuestras primeras relaciones con padres y hermanos, colocando indiscriminadamente a las personas que conocemos en roles principales y haciendo la parte del niño en nuestra propia función de rutina, como un actor en una obra mucho tiempo en cartel que ya pasó la edad de su papel pero a quien nadie pensó en reemplazar”. Freud nos enseñó a abrirnos al mundo del inconsciente explorándolo y sin embargo el análisis no fue suficiente para resolver estas problemáticas emocionales.

Margaret Mahler y Karen Hormey incursionaron por los terrenos de la autoayuda. También algunas drogas bien controladas por el médico psiquiatra, son de gran ayuda en los principios.

El Dr. Christopher Mc. Collough y Robert Woods Man, especialistas en este tema nos dicen:

“Pruebas recientes indican que las drogas antiangustia son efectivas a corto plazo (durante unos meses quizás), para manejar síntomas de ansiedad, pero no constituye un tratamiento eficaz a largo plazo; consideramos que esto se debe a que brindan un alivio sintomático a nivel fisiológico, pero, no apuntan a la cuestión de porqué la persona con angustia aguda se siente amenazada; nuestro principal objetivo es desvelar el misterio que rodea a los miedos ilógicos y su tratamiento.

Los que dicen que la angustia es algo “mental” no son simplemente demasiado observadores; cualquiera que la haya experimentado, sabe que involucra a todo el cuerpo.

Si la angustia fuera un árbol, los miedos comunes se hallarían en las ramas más bajas; las fobias específicas y la preocupación crónica estarían en las intermedias, y el pánico y la agorafobia en las más altas.

Queremos explicar porqué los distintos enfoques de tratamiento unidimensionales no resultan totalmente satisfactorios y a menudo no logran producir una recuperación total y duradera de las afecciones relacionadas con la angustia.

El entrenamiento de relajación al aflojar la tensión muscular, así como las preocupaciones, constituyen una parte fundamental de la recuperación. Se han desarrollado una gran variedad de técnicas que incluyen la visualización dirigida y los ejercicios de respiración. Esto apunta a mantener el dominio a través de la observación y la concienciación en el momento presente. El acto de observar con calma y comprender los estímulos condicionados, elimina sus efectos emocionalmente perturbadores.”

Afortunadamente los trastornos descriptos son reversibles.

Los científicos que investigan éstos fenómenos, que debemos reconocer, son un flagelo, un emergente social, llegan casi todos a una misma conclusión; quien aspire a una recuperación total deberá realizar un intenso trabajo de desarrollo personal y auto conocimiento.

El Dr. Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, premiado por la Real Academia de Medicina de Madrid por sus trabajos sobre la depresión nos informa:

“En nuestra actividad utilizamos técnicas de auto control emocional, tales como las de relajación progresiva, respiración, las de detención del pensamiento, las de rechazo de ideas irracionales (de gran utilidad en fobias y obsesiones), técnicas para disminuir la ansiedad y el estrés, hábitos negativos, etc.”

Cómo evitar estos males

1) Dando una educación emocional correcta a nuestros niños (aprendiendo como hacerlo).

2) Entrenándonos para depender de nosotros mismos antes que de las píldoras (Un informe reciente en Estados Unidos dice que se consumen mil millones de píldoras en un año) ya que nuestro organismo, equilibrado emocionalmente, fabrica las mismas drogas (y gratis).

3) Adquiriendo hábitos que favorezcan la neutralización de la ansiedad, utilizando técnicas que eliminan el comportamiento no deseado, la perturbación fisiológica y emocional.

4) Aprendiendo a no ser víctimas de nuestros estados, desarrollando nuestro potencial, que produce una química más poderosa que cualquier droga conocida.

Si seguimos estos pasos tendremos entusiasmo, las situaciones adversas se presentarán como un desafío, seremos más fuertes, más creativos, más adaptables a los cambios.

Alguna vez leí algo que define más o menos lo que quiero decir, pido disculpas, no recuerdo su autor:

“EL PÁJARO CANTA AUNQUE LA RAMA CRUJA
PORQUE CONFÍA EN LA FUERZA DE SUS ALAS”

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